Karl Marx nació en 1818 en Tréveris. De padre abogado de formación liberal, a los 17 años inicio la carrera de Derecho en Bonn para después trasladarse a Berlín donde daría un giro hacia la filosofía y la historia.
Karl Heinrich Marx nació el 5
de mayo de 1818 en la casa número 664 de la calle Brückengasse (ahora.
Brückengasse número 10) en Tréveris, una ciudad situada en la provincia del Bajo Rin del el antiguo Reino
de Prusia Fue el tercero de siete hijos, su ascendencia era
mayoritariamente judía, su abuelo paterno, Merier Halevi Marx, fue el rabino de Tréveris
desde 1723 y su abuelo materno fue un rabino holandés. El padre de Karl,
Herschel Mordechai, sería el primero en la línea en recibir una educación
laica. Herschel pertenecía a una clase media relativamente próspera, era
poseedor de algunos viñedos en Mosela y se convirtió del judaísmo al protestantismo
luterano
antes al nacimiento de su hijo, tomando en el nombre alemán de Heinrich Marx.
En 1815, comenzó a trabajar como abogado y en 1819 se trasladó con su familia
de un apartamento alquilado de cinco habitaciones a una propiedad de diez
habitaciones cerca de la Porta Nigra. Era un hombre inclinado a la Ilustración,
estaba interesado en las ideas de los filósofos Immanuel
Kant y Voltaire,
y participó en las agitaciones por una constitución y reformas en Prusia, que
en ese momento era gobernada por una monarquía absoluta. La madre de Karl, nacida
como Henrietta Pressburg, era una judeo-holandesa que, a diferencia de su
marido, era semianalfabeta. Afirmó que sufría de un "excesivo amor
materno", dedicando mucho tiempo a su familia e insistiendo en la limpieza
dentro de su hogar.Era de una familia de prósperos negociantes, más tarde su
familia fundó la empresa Philips Electronics: fue tía abuela de Anton y Gerard Philips y tía
bisabual de Frits Philips.
Hegelianismo y activismo temprano
Marx se interesó de una forma crítica por la obra
del filósofo alemán G.W.F Hegel (1770–1831), cuyas ideas
fueron ampliamente debatidos entre los círculos filosóficos europeos de la
época. Marx escribió que se sentía enfermo debido a " su disgusto por
tener que hacer un ídolo de un punto de vista que detestaba." Se involucró
con un grupo de pensadores radicales conocidos como los jóvenes hegelianos, que se reunían en torno a Ludwig
Feuerbach y Bruno Bauer. Al igual que Marx, los jóvenes hegelianos
fueron críticos de los supuestos metafísicos
de Hegel, pero aún así adoptaron su método
dialéctico con el fin de criticar a la sociedad, a la política y a la
religión establecida. Marx se hizo amigo de Bauer que vio muy pronto en él a un
colega de igual rango, a quien podía consultar sobre cualquier problema de la
época, aún en lo referente a lo personal. Durante ese período, Marx se centró
en su crítica a Hegel y a algunos otros jóvenes hegelianos.
Marx
se volcó al periodismo,
trasladándose a la ciudad de Colonia en 1842, donde comenzó a escribir para
el periódico radical Gaceta Renana (Rheinische
Zeitung) y expresó sus opiniones cada vez más socialistas
sobre la política. Criticó a los gobiernos de Europa y sus políticas, pero
también a los liberales y a otros miembros del movimiento socialista cuyas
ideas le parecían ineficaces o totalmente antisocialistas. El periódico
finalmente atrajo la atención de los censores del gobierno
prusiano, que revisaron cada tema que fuera material potencialmente sedicioso
antes de que pudiese ser impreso. Después de que el periódico publicó un
artículo criticando fuertemente a la monarquía en Rusia, el zar ruso Nicolás I, un aliado de la monarquía prusiana,
pidió que la Gaceta
Renana fuera prohibida. El gobierno prusiano cerró el
periódico en 1843. Marx escribió un artículo para la revista de los jóvenes
hegelianos, Deutsche Jahrbücher, en el que criticó las instrucciones de
censura emitidas por el rey prusiano Federico Guillermo IV. Poco después
su artículo fue censurado y el periódico cerrado por las autoridades y emigra
a París. Allí conoce a Proudhom y Engels y se casa con Jenny von Westphalen.
Nace Marxismo
En 1843,
Marx publicó la obra Sobre la cuestión judía, en la que hizo
una distinción entre la emancipación política y la humana. También examinó el
papel de la práctica religiosa en la sociedad. Ese mismo año publicó Crítica
de la filosofía del derecho de Hegel, donde se ocupó más sustancialmente de
la religión, describiéndola como "el opio
del pueblo".Completó las dos obras poco antes de abandonar Colonia.
En 1844
Marx escribió Manuscritos económicos y
filosóficos, una obra que abarca numerosos temas y entró en detalle
para explicar su concepto del trabajo alienado. Un año más tarde
Marx escribió las Tesis sobre Feuerbach, más conocido por
la declaración de que "los filósofos no han hecho más que interpretar de
diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo".
Este trabajo contiene la crítica de Marx al materialismo (por ser
contemplativo), al idealismo (por reducir lo práctico a la teórico) y a la
filosofía en general, por poner una realidad abstracta sobre el mundo físico.
Por lo tanto, presentó el primer vistazo al materialismo histórico de Marx, un argumento
de que el mundo no se cambia por las ideas sino por la accón física, material y
práctica.
Después de la caída de los Anales
franco-alemanes, Marx siguió viviendo en la Rue Vaneau , y comenzó a
escribir para lo que entonces era el único periódico alemán radical sin censura
en Europa, el Vorwärts!. Con sede en París, el periódico había sido
establecido y llevado adelante por muchos activistas conectados a la Liga de los Justos, una
organización revolucionaria socialista que en unos pocos años llegaría a ser
más conocida como la Liga de los Comunistas. En Vorwärts!,
Marx siguió perfeccionando sus opiniones sobre el socialismo basado en las
ideas hegelianas y feurbachianas del materialismo dialéctico, mientras que al
mismo tiempo se dedicaba a criticar a varios liberales y a otros socialistas
que oparaban en Europa en ese momento. Sin embargo en 1845, después de recibir
una petición del rey de Prusia, el gobierno francés acordó en cerrar a Vorwärts!,
y además, el propio Marx fue expulsado de Francia por el ministro del interior
François Guizot
En 1845 abandona París y se instala en
Bruselas para, dos años más tarde establecerse en Londres donde, con la
colaboración de Engels desarrolla las líneas maestras del materialismo
dialéctico en obras como La ideología alemana; este trabajo, como muchos otros, no fue publicado
mientras Marx estuvo vivo, se publicó únicamente en 1932. Luego le siguió La miseria de la filosofía en 1847,
que fue una respuesta al libro La
Filosofía de la miseria escrito por el
anarco-socialista francés Pierre-Joseph Proudhon y una crítica del
pensamiento socialista francés en general.
Estos libros sentaron las bases de la obra más
famosa de Marx y Engels, un panfleto político que desde entonces ha sido
conocido como el Manifiesto del Partido Comunista,
que se publicó por primera vez el 21 de febrero de 1848. Este estableció las
bases de la Liga de los Comunistas, un grupo que había comenzado
a ser muy influenciada por Marx y Engels, quienes argumentaron que la Liga debía hacer sus
objetivos e intenciones claras para el público en general en lugar de
ocultarles como anteriormente lo había venido haciendo. Las primeras líneas
del panfleto establecen la base principal del marxismo, que "La historia
de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de
clases". Se van a analizar los antagonismos que según Marx fueron
surgiendo por los conflictos de intereses entre la burguesía
(la clase media acaudalada) y el proletariado
(la clase obrera industrial). Partiendo de esto, el Manifiesto presenta
el argumento de por qué la Liga
de los Comunistas, a diferencia de otros grupos y partidos políticos
socialistas y liberales de la época, realmente estaba actuando por los
intereses del proletariado para derrocar a la sociedad capitalista y
reemplazarla con el socialismo.
Miembro activo de la Liga
de los comunistas, en 1848 se desplazó a Alemania, pero con el fracaso de las
revueltas regresó a Londres donde a partir de 1850 comenzó a reunir los materiales para la publicación de El Capital. Cuando en 1864 se fundó la I Internacional
en Londres, redactó los estatutos, pronunció el discurso inaugural y estuvo al
frente de los órganos directivos hasta su retirada en 1873. No pudo
recuperarse de la muerte de su mujer y de su hija y falleció en 1883.
Filosofía Marxista
Su
filosofía es lo que se conoce como materialismo histórico, es decir, la
historia de la humanidad no es azarosa sino que existe un principio que lo
ordena: el conflicto por causas económicas. La dialéctica de Marx es herencia
de Hegel, según el que la humanidad sigue un proceso evolutivo ordenado y para
el que los cambios se producen en el mundo de las ideas, pero Marx se
distanciará pronto de la dialéctica hegeliana, ya que, según él, el conflicto
no se produce en el mundo de las ideas, sino en el de la materia, en lo
económico de forma que el conflicto en el mundo de las ideas (la supraestructura) es el reflejo de lo
que ocurre en la infraestructura (lo
material). Ese conflicto en la infraestructura se produce entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, tomando la
forma de lucha de clases que se observa
en la superestructura. Para Marx el capitalismo es un momento histórico, cuya
esencia hay que buscar en la producción, y no en el intercambio como hace la
economía clásica.
El cambio tecnológico está, según Marx,
muy limitado por el mercado de trabajo y responde a los cambios que se producen
en éste, siendo la tasa de beneficios función inversa del salario, de forma que
el capitalista mejora su situación introduciendo cambio tecnológico
(sustituyendo trabajo por capital), con lo que provoca desempleo cíclico.
Para Marx, el futuro de los trabajadores es un proceso de miseria creciente, lo cual no significa que los salarios decrezcan, porque el salario que perciben sería YA el de subsistencia, e incluso aunque aumentasen los salarios se produciría esa "miseria creciente". Se trata de una miseria psicológico-intelectual, la alienación que significa que a medida que se expande el capitalismo, como el trabajador no es propietario de su trabajo, pierde el control sobre el producto de éste, lo que lleva a un creciente deterioro psicológico de los individuos.
Para Marx, el futuro de los trabajadores es un proceso de miseria creciente, lo cual no significa que los salarios decrezcan, porque el salario que perciben sería YA el de subsistencia, e incluso aunque aumentasen los salarios se produciría esa "miseria creciente". Se trata de una miseria psicológico-intelectual, la alienación que significa que a medida que se expande el capitalismo, como el trabajador no es propietario de su trabajo, pierde el control sobre el producto de éste, lo que lleva a un creciente deterioro psicológico de los individuos.
El
capitalismo, según
Marx, se caracteriza por un proceso de mecanización que es necesario por la
propia esencia del capitalismo: la competencia obliga a disminuir costes para
acaparar mayor cuota de mercado, y esto se consigue introduciendo nueva
maquinaria, pero se consigue sólo de forma transitoria, ya que los competidores
introducirán entonces esas mejoras, con lo que la estructura de costes será
igual para todos, pero habrá un stock de capital mayor lo que, al final,
provoca una caída de la tasa de beneficios. Por otro lado, la introducción de
cambio tecnológico provocará desempleo cíclico, aumentando el desempleo a largo
plazo (lo que Marx llamaba Ejército Industrial de Reserva).
Marx,
Karl. Manuscritos: Filosofía y Economía
El
momento en que Marx escribe sus Manuscritos es un momento en que el gobierno de
la burguesía europea está en todo su apogeo.
En estos Manuscritos hace una serie de críticas
a la Economía
Política , a la burguesia y a una filosofía que se entretenía
en trivialidades producto de reflexiones sustentadas en la especulación. Lo que
hace Marx es aterrizar a la realidad, por muy triste que resultara esta
experiencia. Pero no lo hace en un intento de saciar algún deseo sadomasoquista
sino, más bien, por el enorme deseo de entregar una respuesta, y más que una
respuesta una solución concreta a la problemática del hombre, especialmente del
oprimido.
En primera instancia, lo que
urgía prioritariamente a Marx, la condición del obrero. Marx dice que en el
capitalismo el obrero no necesariamente gana, pero necesariamente sale
perdiendo. El obrero sufre en su existencia. Allegado a esto surge el problema
de que la demanda de obreros excede a la oferta. Por lo tanto mientras más
quiera ganar, más debe trabajar. Esto trae como consecuencias, exceso de
trabajo, desgaste físico, muerte prematura y degradación a la condición de
máquina. Como resultado esto produce que el trabajador no sea mirado como tal,
sino como un miserable mendigo que sólo merece morir. Literalmente en la expresión de Marx, el trabajo perfecciona al obrero
y degrada al hombre. La riqueza del obrero
no es de él ni está en él. Su riqueza está en lo que produce para beneficiar a
su opresor. En cuanto al burgues
podemos decir que es el poderoso. Es quien maneja el capital. A éste no le
importa bajo que medios obtiene el poder. El poder es su fin. No importa a
quien atropella para lograrlo. Es más no sólo condena al obrero, sino también
al pequeño capitalista. Producto de la competencia, el pequeño capitalista está
condenado a cavar de una forma o de otra su propia tumba. La ley les ampara para realizar todo tipo de atropellos. La oligarquía
es un sistema esencialmente avaro. Todo lo que pierde en su condición
humana lo recibe en dinero. Su vida, es entonces, la búsqueda del dinero. Su
único fin es tener (la fiebre del oro es una muestra de la bajeza humana). Esto,
nos lleva en forma natural a hablar sobre el trabajo. El trabajo, bajo el sistema
capitalista, es en esencia inhumano. El trabajador, en términos
prácticos, es un esclavo. Como tal se debe al servicio de su patrón. La
relación entre el capitalista y el proletario es sólo casual, indiferente y
exterior. El capitalista sólo conoce
al trabajador como la máquina de la fortuna que produce su dinero. Aquí se
produce la explotación del hombre por el hombre. El hombre es rebajado a condición de animal, ya que su actividad
vital es el trabajo (enajenación). Sólo en su tiempo libre descubre el
beneficio propio. El hombre como capital viviente es menesteroso. Su vida está
dedicada y debe ser cuidada para beneficio del capitalista. En ese cuidado está
la leve posibilidad de que el valor de su trabajo aumente. Sólo como máquina el obrero puede subsistir en el sistema
capitalista. En esa condición de máquina el obrero no posee necesidades humanas
ni animales. Su única necesidad es servir a quien le esclaviza y le enajena. El
hombre necesita lo justo, y aún menos, para subsistir y seguir trabajando. En
esta relación, en el capitalista se produce inmoralidad, deformación y
embrutecimiento. En todo ve la mercancía. El mundo avanzaba (y avanza) en su
deshumanización e indolencia. En otros términos, el trabajo existe porque existe el capital. Este capital tiene que
crecer día a día. Para esto el obrero realiza un trabajo que no es libre. Este
capital puede aumentarse en base a ciertas triquiñuelas que los capitalistas
consideran honestas. La mercancía
que producen la venden con un precio de mercado que es superior al precio
natural. Todo esto gracias al secreto comercial, al secreto de fábrica y la
actividad monopólica. Marx se hace la pregunta ¿No es inmoral el engaño mediante el secreto? Esto conlleva a una
competencia centrada totalmente en la concentración del capital. Esta
competencia se da bajo los términos del empeoramiento general de las
mercancías, la falsificación, la adulteración y el envenenamiento general.
Marx dice que la explotación del hombre por
el hombre conduce a un fin: la tenencia del dinero en las manos del capitalista.
Todo esto lleva a un producto: la
propiedad privada. Lo raro es que el obrero no hace nada al ver que el burgues
se adueña de lo que no le pertenece. Engels compara a Smith con Lutero al decir
que el monje alemán decía que la esencia del hombre es la religión, por tanto,
la enajenación. En Smith la esencia del hombre es la propiedad privada. El
triunfo de la propiedad privada es la dominación plena, en otras palabras, la
enajenación.
Marx muestra, a su
vez, la lucha desatada entre el capitalista y el terrateniente. El
terrateniente es derrotado completamente ante su enemigo el capitalista. La
tierra, al ser independiente del hombre, ya no es considerada como capital. En
este sentido el latifundista es un gran perdedor ya que paga impuestos de
tierras improductivas sin el ejercicio del capital. El triunfo del dinero se
consolida con el surgimiento de la propiedad privada. El goce del capitalista, es a su vez, la enajenación del
terrateniente y la del obrero. Marx dedica un espacio para hablar de lo que
él considera una pseudociencia: la Economía Política.
Partamos diciendo que la economía política es la ciencia de la renuncia, de la
privación y del ahorro. La moral de la Economía Política está en el lucro, en el trabajo
y en el ahorro, los cuales, por tanto, son vistos como virtudes de la buena
convivencia. Esto es imposible en el hombre enajenado, ya que, él no es, por
tanto no posee virtud alguna. La base de esta pseudociencia es la enajenación.
Finalmente, la única propiedad que el hombre puede alcanzar en la Economía Política
es el dinero. El conquistar el poder del dinero para destruir al enemigo es,
entonces, su mayor logro. Por tanto su moral es arbitraria, ocasional, trivial
y acientífica. Su apariencia es engañosa. Esto nos lleva a decir que ningún
sistema capitalista, ya sea que privilegie el lujo o el ahorro, es justo. Busca
solo la degradación del hombre.
Marx define al dinero como una
mezcla contradictoria de un objeto poderoso, deshumanizado, necesario, amado,
odiado, enajenador. Es a la vez “divinidad” y una “gran puta”. Es poder y fin
del capitalismo. El Dinero nace como una muestra objetivada del egoísmo. Tanto
el poderoso como el pobre, en el sistema capitalista, se convierten en esclavos
de él. Al ser considerado el dinero como una fuerza creadora, la sociedad gira
en torno al poder del dinero. El dinero
es contradictorio porque el capitalismo es en esencia contradictorio. Y al
revés, sin dinero no existiría la sociedad capitalista, por ende no existiría
ni la envidia ni la enajenación. En
síntesis, el dinero puede otorgar status, fama e incluso momentos de
felicidad. El capitalista es también enajenado y conducido a la
deshumanización, para que como animal sólo sacie sus instintos.
La parte
final se centra en la crítica de Marx a la filosofía hegeliana. Parte
diciendo que el criticismo moderno es la repetición del pensamiento hegeliano.
Afirma que Feuerbach destruye el núcleo de la vieja dialéctica y de la vieja
filosofía. Con esto genera una crítica pura, decisiva y absoluta y,
orgullosamente, reduce el movimiento histórico a la relación del mundo. Feuerbach plantea que la filosofía
hegeliana es religión idealizada y desarrollada en forma discursiva, por tanto
es condenable porque enajena. También, plantea una nueva forma de relación la
relación social (hombre al hombre). La filosofía que niega su negación está
fundamentada en principios que no puede explicar ni comprobar. Trabaja con
cosas que trascienden a él. Se hace necesaria la especulación. El filósofo
necesitaría de la fe. La filosofía se convertiría en
Teología, en Religión, por tanto en una fuente de enajenación. Mientras
se mantenga bajo la enajenación el conocimiento estará velado. El resultado de
su reflexión es la especulación. No es científica sino esotérica. El hombre
sabe de su enajenación. Es más, en el pensamiento de Hegel, el hombre se
autoenajena voluntariamente, valiendo la redundancia. Sostiene lo que niega en
sus principios, por lo tanto, no puede conocer. Sólo podrá conocer cuando
aniquile lo que lo enajena. Esa aniquilación trasunta en la superación (la
propiedad privada es superada por la idea de moral). Eso sí, Marx reconoce en
Hegel ciertas virtudes. El plantear que el naturalismo es esencial para
comprender la historia. Sólo así se verá en el hombre un ser natural con
fuerzas naturales y vitales y con talentos. Eso nos conlleva a la otra virtud
de su pensamiento. La elevación del hombre a la condición de ser humano sólo se
logra por medio de la cooperación entre los hombres. La lucha entre el la clase alta, que recibe como beneficio el hecho
de que el obrero sea en sí mismo una mercancía, y la clase baja, que recibe
como beneficio el sacrificio que implica la entrega del salario. Ambos se
niegan a sí mismos. Ambos son derrotados. Resultan enajenados y deshumanizados
por el sistema capitalista. El obrero era rebajado a la condición de máquina
para subsistir en el sistema capitalista. Él capitalista porque sólo busca
saciar sus deseos. Vive por el dinero, sin él no sería nada. El capitalista se
constituye en su propio enemigo, trata de esconder bajo sombras, aparentemente
bellas, toda su odiosidad y codicia que traen consigo la destrucción del más
débil. Esta lucha de clases necesita de una revolución con el propósito de que
el hombre recupere su humanidad perdida.
Es así
como Marx plantea la solución a toda esta problemática. El Comunismo. El comunismo grosero hace notar a lo que ha llegado
el hombre producto de la propiedad privada. Le muestra que la relación más natural
es la del hombre consigo mismo. El hombre tiene potencia como ser colectivo. Su
propia explotación lo mueve a la necesidad de relacionarse con el otro. El
Comunismo es esencialmente democrático y busca la desenajenación. Busca una
vuelta a sí mismo. El comunismo plantea al naturalismo humano como la solución
del enigma de la historia. Es por eso que el Comunismo comienza con el ateísmo,
ya que, ha sido enajenado por la religión opresora. Sólo así puede actuar en
libertad. El hombre debe eliminar toda
enajenación, ideal o real, para volver a la categoría de humano y de ser
social. El hombre es en esencia un ser social.