miércoles, 30 de enero de 2013

Karl Marx (1818-1883)





Karl Marx nació en 1818 en Tréveris. De padre abogado de formación liberal, a los 17 años inicio la carrera de Derecho en Bonn para después trasladarse a Berlín donde daría un giro hacia la filosofía y la historia.
Karl Heinrich Marx nació el 5 de mayo de 1818 en la casa número 664 de la calle Brückengasse (ahora. Brückengasse número 10) en Tréveris, una ciudad situada en la provincia del Bajo Rin del el antiguo Reino de Prusia Fue el tercero de siete hijos, su ascendencia era mayoritariamente judía, su abuelo paterno, Merier Halevi Marx, fue el rabino de Tréveris desde 1723 y su abuelo materno fue un rabino holandés. El padre de Karl, Herschel Mordechai, sería el primero en la línea en recibir una educación laica. Herschel pertenecía a una clase media relativamente próspera, era poseedor de algunos viñedos en Mosela y se convirtió del judaísmo al protestantismo luterano antes al nacimiento de su hijo, tomando en el nombre alemán de Heinrich Marx. En 1815, comenzó a trabajar como abogado y en 1819 se trasladó con su familia de un apartamento alquilado de cinco habitaciones a una propiedad de diez habitaciones cerca de la Porta Nigra. Era un hombre inclinado a la Ilustración, estaba interesado en las ideas de los filósofos Immanuel Kant y Voltaire, y participó en las agitaciones por una constitución y reformas en Prusia, que en ese momento era gobernada por una monarquía absoluta. La madre de Karl, nacida como Henrietta Pressburg, era una judeo-holandesa que, a diferencia de su marido, era semianalfabeta. Afirmó que sufría de un "excesivo amor materno", dedicando mucho tiempo a su familia e insistiendo en la limpieza dentro de su hogar.Era de una familia de prósperos negociantes, más tarde su familia fundó la empresa Philips Electronics: fue tía abuela de Anton y Gerard Philips y tía bisabual de Frits Philips.



Hegelianismo y activismo temprano


Marx se interesó de una forma crítica por la obra del filósofo alemán G.W.F Hegel (1770–1831), cuyas ideas fueron ampliamente debatidos entre los círculos filosóficos europeos de la época. Marx escribió que se sentía enfermo debido a " su disgusto por tener que hacer un ídolo de un punto de vista que detestaba." Se involucró con un grupo de pensadores radicales conocidos como los jóvenes hegelianos, que se reunían en torno a Ludwig Feuerbach y Bruno Bauer. Al igual que Marx, los jóvenes hegelianos fueron críticos de los supuestos metafísicos de Hegel, pero aún así adoptaron su método dialéctico con el fin de criticar a la sociedad, a la política y a la religión establecida. Marx se hizo amigo de Bauer que vio muy pronto en él a un colega de igual rango, a quien podía consultar sobre cualquier problema de la época, aún en lo referente a lo personal. Durante ese período, Marx se centró en su crítica a Hegel y a algunos otros jóvenes hegelianos.
Marx se volcó al periodismo, trasladándose a la ciudad de Colonia en 1842, donde comenzó a escribir para el periódico radical Gaceta Renana (Rheinische Zeitung) y expresó sus opiniones cada vez más socialistas sobre la política. Criticó a los gobiernos de Europa y sus políticas, pero también a los liberales y a otros miembros del movimiento socialista cuyas ideas le parecían ineficaces o totalmente antisocialistas. El periódico finalmente atrajo la atención de los censores del gobierno prusiano, que revisaron cada tema que fuera material potencialmente sedicioso antes de que pudiese ser impreso. Después de que el periódico publicó un artículo criticando fuertemente a la monarquía en Rusia, el zar ruso Nicolás I, un aliado de la monarquía prusiana, pidió que la Gaceta Renana fuera prohibida. El gobierno prusiano cerró el periódico en 1843. Marx escribió un artículo para la revista de los jóvenes hegelianos, Deutsche Jahrbücher, en el que criticó las instrucciones de censura emitidas por el rey prusiano Federico Guillermo IV. Poco después su artículo fue censurado y el periódico cerrado por las autoridades y emigra a París. Allí conoce a Proudhom y Engels y se casa con Jenny von Westphalen.



Nace Marxismo

En 1843, Marx publicó la obra Sobre la cuestión judía, en la que hizo una distinción entre la emancipación política y la humana. También examinó el papel de la práctica religiosa en la sociedad. Ese mismo año publicó Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, donde se ocupó más sustancialmente de la religión, describiéndola como "el opio del pueblo".Completó las dos obras poco antes de abandonar Colonia.
En 1844 Marx escribió Manuscritos económicos y filosóficos, una obra que abarca numerosos temas y entró en detalle para explicar su concepto del trabajo alienado. Un año más tarde Marx escribió las Tesis sobre Feuerbach, más conocido por la declaración de que "los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo". Este trabajo contiene la crítica de Marx al materialismo (por ser contemplativo), al idealismo (por reducir lo práctico a la teórico) y a la filosofía en general, por poner una realidad abstracta sobre el mundo físico. Por lo tanto, presentó el primer vistazo al materialismo histórico de Marx, un argumento de que el mundo no se cambia por las ideas sino por la accón física, material y práctica.
Después de la caída de los Anales franco-alemanes, Marx siguió viviendo en la Rue Vaneau, y comenzó a escribir para lo que entonces era el único periódico alemán radical sin censura en Europa, el Vorwärts!. Con sede en París, el periódico había sido establecido y llevado adelante por muchos activistas conectados a la Liga de los Justos, una organización revolucionaria socialista que en unos pocos años llegaría a ser más conocida como la Liga de los Comunistas. En Vorwärts!, Marx siguió perfeccionando sus opiniones sobre el socialismo basado en las ideas hegelianas y feurbachianas del materialismo dialéctico, mientras que al mismo tiempo se dedicaba a criticar a varios liberales y a otros socialistas que oparaban en Europa en ese momento. Sin embargo en 1845, después de recibir una petición del rey de Prusia, el gobierno francés acordó en cerrar a Vorwärts!, y además, el propio Marx fue expulsado de Francia por el ministro del interior François Guizot
En 1845 abandona París y se instala en Bruselas para, dos años más tarde establecerse en Londres donde, con la colaboración de Engels desarrolla las líneas maestras del materialismo dialéctico en obras como La ideología alemana; este trabajo, como muchos otros, no fue publicado mientras Marx estuvo vivo, se publicó únicamente en 1932. Luego le siguió La miseria de la filosofía en 1847, que fue una respuesta al libro La Filosofía de la miseria escrito por el anarco-socialista francés Pierre-Joseph Proudhon y una crítica del pensamiento socialista francés en general.
Estos libros sentaron las bases de la obra más famosa de Marx y Engels, un panfleto político que desde entonces ha sido conocido como el Manifiesto del Partido Comunista, que se publicó por primera vez el 21 de febrero de 1848. Este estableció las bases de la Liga de los Comunistas, un grupo que había comenzado a ser muy influenciada por Marx y Engels, quienes argumentaron que la Liga debía hacer sus objetivos e intenciones claras para el público en general en lugar de ocultarles como anteriormente lo había venido haciendo. Las primeras líneas del panfleto establecen la base principal del marxismo, que "La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases". Se van a analizar los antagonismos que según Marx fueron surgiendo por los conflictos de intereses entre la burguesía (la clase media acaudalada) y el proletariado (la clase obrera industrial). Partiendo de esto, el Manifiesto presenta el argumento de por qué la Liga de los Comunistas, a diferencia de otros grupos y partidos políticos socialistas y liberales de la época, realmente estaba actuando por los intereses del proletariado para derrocar a la sociedad capitalista y reemplazarla con el socialismo. Miembro activo de la Liga de los comunistas, en 1848 se desplazó a Alemania, pero con el fracaso de las revueltas regresó a Londres donde a partir de 1850 comenzó a reunir los materiales para la publicación de El Capital. Cuando en 1864 se fundó la I Internacional en Londres, redactó los estatutos, pronunció el discurso inaugural y estuvo al frente de los órganos directivos hasta su retirada en 1873. No pudo recuperarse de la muerte de su mujer y de su hija y falleció en 1883.

Filosofía Marxista

Su filosofía es lo que se conoce como materialismo histórico, es decir, la historia de la humanidad no es azarosa sino que existe un principio que lo ordena: el conflicto por causas económicas. La dialéctica de Marx es herencia de Hegel, según el que la humanidad sigue un proceso evolutivo ordenado y para el que los cambios se producen en el mundo de las ideas, pero Marx se distanciará pronto de la dialéctica hegeliana, ya que, según él, el conflicto no se produce en el mundo de las ideas, sino en el de la materia, en lo económico de forma que el conflicto en el mundo de las ideas (la supraestructura) es el reflejo de lo que ocurre en la infraestructura (lo material). Ese conflicto en la infraestructura se produce entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, tomando la forma de lucha  de clases que se observa en la superestructura. Para Marx el capitalismo es un momento histórico, cuya esencia hay que buscar en la producción, y no en el intercambio como hace la economía clásica.
El cambio tecnológico está, según Marx, muy limitado por el mercado de trabajo y responde a los cambios que se producen en éste, siendo la tasa de beneficios función inversa del salario, de forma que el capitalista mejora su situación introduciendo cambio tecnológico (sustituyendo trabajo por capital), con lo que provoca desempleo cíclico.
Para Marx, el futuro de los trabajadores es un proceso de miseria creciente, lo cual no significa que los salarios decrezcan, porque el salario que perciben sería YA el de subsistencia, e incluso aunque aumentasen los salarios se produciría esa "miseria creciente". Se trata de una miseria psicológico-intelectual, la alienación que significa que a medida que se expande el capitalismo, como el trabajador no es propietario de su trabajo, pierde el control sobre el producto de éste, lo que lleva a un creciente deterioro psicológico de los individuos.
El capitalismo, según Marx, se caracteriza por un proceso de mecanización que es necesario por la propia esencia del capitalismo: la competencia obliga a disminuir costes para acaparar mayor cuota de mercado, y esto se consigue introduciendo nueva maquinaria, pero se consigue sólo de forma transitoria, ya que los competidores introducirán entonces esas mejoras, con lo que la estructura de costes será igual para todos, pero habrá un stock de capital mayor lo que, al final, provoca una caída de la tasa de beneficios. Por otro lado, la introducción de cambio tecnológico provocará desempleo cíclico, aumentando el desempleo a largo plazo (lo que Marx llamaba Ejército Industrial de Reserva).



Marx, Karl. Manuscritos: Filosofía y Economía

El momento en que Marx escribe sus Manuscritos es un momento en que el gobierno de la burguesía europea está en todo su apogeo.

En estos Manuscritos hace una serie de críticas a la Economía Política, a la burguesia y a una filosofía que se entretenía en trivialidades producto de reflexiones sustentadas en la especulación. Lo que hace Marx es aterrizar a la realidad, por muy triste que resultara esta experiencia. Pero no lo hace en un intento de saciar algún deseo sadomasoquista sino, más bien, por el enorme deseo de entregar una respuesta, y más que una respuesta una solución concreta a la problemática del hombre, especialmente del oprimido.
En primera instancia, lo que urgía prioritariamente a Marx, la condición del obrero. Marx dice que en el capitalismo el obrero no necesariamente gana, pero necesariamente sale perdiendo. El obrero sufre en su existencia. Allegado a esto surge el problema de que la demanda de obreros excede a la oferta. Por lo tanto mientras más quiera ganar, más debe trabajar. Esto trae como consecuencias, exceso de trabajo, desgaste físico, muerte prematura y degradación a la condición de máquina. Como resultado esto produce que el trabajador no sea mirado como tal, sino como un miserable mendigo que sólo merece morir. Literalmente en la expresión de Marx, el trabajo perfecciona al obrero y degrada al hombre. La riqueza del obrero no es de él ni está en él. Su riqueza está en lo que produce para beneficiar a su opresor. En cuanto al burgues podemos decir que es el poderoso. Es quien maneja el capital. A éste no le importa bajo que medios obtiene el poder. El poder es su fin. No importa a quien atropella para lograrlo. Es más no sólo condena al obrero, sino también al pequeño capitalista. Producto de la competencia, el pequeño capitalista está condenado a cavar de una forma o de otra su propia tumba. La ley les ampara para realizar todo tipo de atropellos. La oligarquía es un sistema esencialmente avaro. Todo lo que pierde en su condición humana lo recibe en dinero. Su vida, es entonces, la búsqueda del dinero. Su único fin es tener (la fiebre del oro es una muestra de la bajeza humana). Esto, nos lleva en forma natural a hablar sobre el trabajo. El trabajo, bajo el sistema capitalista, es en esencia inhumano. El trabajador, en términos prácticos, es un esclavo. Como tal se debe al servicio de su patrón. La relación entre el capitalista y el proletario es sólo casual, indiferente y exterior. El capitalista sólo conoce al trabajador como la máquina de la fortuna que produce su dinero. Aquí se produce la explotación del hombre por el hombre. El hombre es rebajado a condición de animal, ya que su actividad vital es el trabajo (enajenación). Sólo en su tiempo libre descubre el beneficio propio. El hombre como capital viviente es menesteroso. Su vida está dedicada y debe ser cuidada para beneficio del capitalista. En ese cuidado está la leve posibilidad de que el valor de su trabajo aumente. Sólo como máquina el obrero puede subsistir en el sistema capitalista. En esa condición de máquina el obrero no posee necesidades humanas ni animales. Su única necesidad es servir a quien le esclaviza y le enajena. El hombre necesita lo justo, y aún menos, para subsistir y seguir trabajando. En esta relación, en el capitalista se produce inmoralidad, deformación y embrutecimiento. En todo ve la mercancía. El mundo avanzaba (y avanza) en su deshumanización e indolencia. En otros términos, el trabajo existe porque existe el capital. Este capital tiene que crecer día a día. Para esto el obrero realiza un trabajo que no es libre. Este capital puede aumentarse en base a ciertas triquiñuelas que los capitalistas consideran honestas. La mercancía que producen la venden con un precio de mercado que es superior al precio natural. Todo esto gracias al secreto comercial, al secreto de fábrica y la actividad monopólica. Marx se hace la pregunta ¿No es inmoral el engaño mediante el secreto? Esto conlleva a una competencia centrada totalmente en la concentración del capital. Esta competencia se da bajo los términos del empeoramiento general de las mercancías, la falsificación, la adulteración y el envenenamiento general.
Marx dice que la explotación del hombre por el hombre conduce a un fin: la tenencia del dinero en las manos del capitalista. Todo esto lleva a un producto: la propiedad privada. Lo raro es que el obrero no hace nada al ver que el burgues se adueña de lo que no le pertenece. Engels compara a Smith con Lutero al decir que el monje alemán decía que la esencia del hombre es la religión, por tanto, la enajenación. En Smith la esencia del hombre es la propiedad privada. El triunfo de la propiedad privada es la dominación plena, en otras palabras, la enajenación.
Marx muestra, a su vez, la lucha desatada entre el capitalista y el terrateniente. El terrateniente es derrotado completamente ante su enemigo el capitalista. La tierra, al ser independiente del hombre, ya no es considerada como capital. En este sentido el latifundista es un gran perdedor ya que paga impuestos de tierras improductivas sin el ejercicio del capital. El triunfo del dinero se consolida con el surgimiento de la propiedad privada. El goce del capitalista, es a su vez, la enajenación del terrateniente y la del obrero. Marx dedica un espacio para hablar de lo que él considera una pseudociencia: la Economía Política. Partamos diciendo que la economía política es la ciencia de la renuncia, de la privación y del ahorro. La moral de la Economía Política está en el lucro, en el trabajo y en el ahorro, los cuales, por tanto, son vistos como virtudes de la buena convivencia. Esto es imposible en el hombre enajenado, ya que, él no es, por tanto no posee virtud alguna. La base de esta pseudociencia es la enajenación. Finalmente, la única propiedad que el hombre puede alcanzar en la Economía Política es el dinero. El conquistar el poder del dinero para destruir al enemigo es, entonces, su mayor logro. Por tanto su moral es arbitraria, ocasional, trivial y acientífica. Su apariencia es engañosa. Esto nos lleva a decir que ningún sistema capitalista, ya sea que privilegie el lujo o el ahorro, es justo. Busca solo la degradación del hombre.
Marx define al dinero como una mezcla contradictoria de un objeto poderoso, deshumanizado, necesario, amado, odiado, enajenador. Es a la vez “divinidad” y una “gran puta”. Es poder y fin del capitalismo. El Dinero nace como una muestra objetivada del egoísmo. Tanto el poderoso como el pobre, en el sistema capitalista, se convierten en esclavos de él. Al ser considerado el dinero como una fuerza creadora, la sociedad gira en torno al poder del dinero. El dinero es contradictorio porque el capitalismo es en esencia contradictorio. Y al revés, sin dinero no existiría la sociedad capitalista, por ende no existiría ni la envidia ni la enajenación. En síntesis, el dinero puede otorgar status, fama e incluso momentos de felicidad. El capitalista es también enajenado y conducido a la deshumanización, para que como animal sólo sacie sus instintos.
La parte final se centra en la crítica de Marx a la filosofía hegeliana. Parte diciendo que el criticismo moderno es la repetición del pensamiento hegeliano. Afirma que Feuerbach destruye el núcleo de la vieja dialéctica y de la vieja filosofía. Con esto genera una crítica pura, decisiva y absoluta y, orgullosamente, reduce el movimiento histórico a la relación del mundo. Feuerbach plantea que la filosofía hegeliana es religión idealizada y desarrollada en forma discursiva, por tanto es condenable porque enajena. También, plantea una nueva forma de relación la relación social (hombre al hombre). La filosofía que niega su negación está fundamentada en principios que no puede explicar ni comprobar. Trabaja con cosas que trascienden a él. Se hace necesaria la especulación. El filósofo necesitaría de la fe. La filosofía se convertiría en Teología, en Religión, por tanto en una fuente de enajenación. Mientras se mantenga bajo la enajenación el conocimiento estará velado. El resultado de su reflexión es la especulación. No es científica sino esotérica. El hombre sabe de su enajenación. Es más, en el pensamiento de Hegel, el hombre se autoenajena voluntariamente, valiendo la redundancia. Sostiene lo que niega en sus principios, por lo tanto, no puede conocer. Sólo podrá conocer cuando aniquile lo que lo enajena. Esa aniquilación trasunta en la superación (la propiedad privada es superada por la idea de moral). Eso sí, Marx reconoce en Hegel ciertas virtudes. El plantear que el naturalismo es esencial para comprender la historia. Sólo así se verá en el hombre un ser natural con fuerzas naturales y vitales y con talentos. Eso nos conlleva a la otra virtud de su pensamiento. La elevación del hombre a la condición de ser humano sólo se logra por medio de la cooperación entre los hombres. La lucha entre el la clase alta, que recibe como beneficio el hecho de que el obrero sea en sí mismo una mercancía, y la clase baja, que recibe como beneficio el sacrificio que implica la entrega del salario. Ambos se niegan a sí mismos. Ambos son derrotados. Resultan enajenados y deshumanizados por el sistema capitalista. El obrero era rebajado a la condición de máquina para subsistir en el sistema capitalista. Él capitalista porque sólo busca saciar sus deseos. Vive por el dinero, sin él no sería nada. El capitalista se constituye en su propio enemigo, trata de esconder bajo sombras, aparentemente bellas, toda su odiosidad y codicia que traen consigo la destrucción del más débil. Esta lucha de clases necesita de una revolución con el propósito de que el hombre recupere su humanidad perdida.
Es así como Marx plantea la solución a toda esta problemática. El Comunismo. El comunismo grosero hace notar a lo que ha llegado el hombre producto de la propiedad privada. Le muestra que la relación más natural es la del hombre consigo mismo. El hombre tiene potencia como ser colectivo. Su propia explotación lo mueve a la necesidad de relacionarse con el otro. El Comunismo es esencialmente democrático y busca la desenajenación. Busca una vuelta a sí mismo. El comunismo plantea al naturalismo humano como la solución del enigma de la historia. Es por eso que el Comunismo comienza con el ateísmo, ya que, ha sido enajenado por la religión opresora. Sólo así puede actuar en libertad. El hombre debe eliminar toda enajenación, ideal o real, para volver a la categoría de humano y de ser social. El hombre es en esencia un ser social.


martes, 29 de enero de 2013

Diego Abad de Santillán


Diego Abad de Santillán (o tal como está registrado en su documentación, Sinesio Baudilio García Fernández) fue uno de los militantes y referente más destacados del movimiento libertario, tanto en España como en Argentina.

 Nacido en tierras españolas, pasó su infancia en Bs. As., pero en su adolescencia retorna a su tierra natal para estudiar Filosofía. Es allí donde comienza a formarse teórica y prácticamente. Debido a su participación en la huelga general de 1917 fue encarcelado durante un año y medio. Nuevamente en libertad volvió a la Argentina, donde fue miembro activo de la anarco sindicalista Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y redactor de su periódico La Protesta de Buenos Aires. En 1922 representó a la FORA en la fundación de la anarco sindicalista Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) en Berlín, donde se había trasladado para estudiar Medicina.
 En 1926 salió de Alemania, a instancias de sus amigos argentinos, sin terminar sus estudios de Medicina. Colaboró con la Confederación General de Trabajadores (CGT) en México y regresó a Argentina. En Bs. As. encabezó nuevamente la redacción de La Protesta y dirigió el periódico La Antorcha. En 1930 fue condenado a muerte por intento de sedición contra el Estado. Logró huir hacia tierras uruguayas. Cuando en 1931 se proclama la República española, se marcha a España; aunque posteriormente regresa a la Argentina, donde vivió en la clandestinidad produciendo varias obras. A finales de 1933 regresó a España y se instaló en Barcelona. Allí jugó un papel importante en la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y fue secretario del Comité Peninsular en 1935. Fue redactor de la revista Solidaridad Obrera, dirigió la revista Tierra y Libertad y fundó Tiempos Nuevos en 1934. Después de haber terminado el alzamiento militar en Barcelona (1936) tomó parte en la organización de las milicias en Cataluña como miembro del Comité de Milicias Antifascistas. El 17 de diciembre de 1936 fue nombrado consejero de Economía en la Generalidad de Cataluña. En 1939, poco antes de la caída de Barcelona, tomó refugio en Francia y regresó después a la Argentina. Vivió allí de nuevo clandestinamente, consagrándose entre otras cosas a la compilación de la "Gran Enciclopedia Argentina".

Fue redactor de varias revistas y colaboró en numerosas publicaciones. Su aporte teórico durante los años veinte se ha centrado en la articulación entre el sindicalismo y las ideas anarquistas. Se distancia de la neutralidad e independencia de la organización sindical propugnada por otros autores de la época, tanto como de la idealización del movimiento obrero. Sostenía que el sindicato tenía que tener una definición ideológica, es decir, anarquista, sin dejar de reconocer a otros sindicatos de definición diferente. Inspirado en el programa de la Alianza de Bakunin, defendía el papel de una minoría consciente presente en los sindicatos, capaz de ser los primeros en las luchas, en la defensa de los intereses de la colectividad, a fin de arrastrar a los demás con su ejemplo y darle una orientación anarquista a los obreros. Justamente, este postulado es lo que el autor intenta reflejar, tanto en su participación como miembro de la FORA, como en sus bases teóricas y documentos de la organización. 

lunes, 28 de enero de 2013

Hans Andersen Brendekilde

Pintor danés, diseñador de vidrio y ceramista. Se formó como cantero y luego estudió escultura en Copenhague a Kunstakademi Kongelige Danske (1877-1881), donde decidió convertirse en pintor. En 1884 cambió su nombre de Andersen a Brendekilde después de que su lugar de nacimiento, ya que era constantemente confundido con su amigo Laurits Andersen Ring, que por otra parte también tomó el nombre de su lugar de nacimiento. En la década de 1880 y el Anillo Brendekilde pintaron juntos en Fionia e influyó en el trabajo de otros. Brendekilde arte tuvo su origen en la vida de la gente de medios modestos y en el entorno de los países de siglos anteriores. Él pintó paisajes y escenas de género. Él mismo era el hijo de un leñador, y sus pinturas a menudo contienen comentario social, como en Worn Out (1889; Odense, Fionia Kstmus..), Que muestra la influencia de ambos Jean-François Millet y Jules Bastien-Lepage. Brendekilde fue un colorista sensible, influenciado por el impresionismo, por ejemplo, Cosechadoras, Raagelund (1883;.. Odense, Fionia Kstmus). A veces, sus obras fueron provistos de distintivos marcos tallados, los cuales se amplían y complementan la narrativa de la imagen. Alrededor de 1905 comenzó a pintar el idílico, pero manteniendo la misma gama de motivos, que representa a los entornos de comunidades con malvas y mujeres amablemente viejos y los niños contra las paredes blancas, sin el tratamiento más temprano refinado de color. También pintó paisajes en sus viajes a Italia, Egipto y Siria. En sus últimos años pintó grandes cuadros con motivos religiosos. Él también hizo cerámica con motivos de cuentos de hadas en la fábrica Kahler en Næstved, y él era diseñador primer vaso de Dinamarca, de trabajar brevemente en el Glasvoerker Fyns.

jueves, 10 de enero de 2013

Antonio Berni





Delesio Antonio Berni nació en la ciudad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina), el 14 de mayo de 1905.
Su padre, Napoleón Berni, italiano de origen y sastre de profesión, fue uno de los tantos inmigrantes europeos que se instalaron en esa populosa e importante ciudad.
Su madre se llamaba Margarita Picco, argentina de origen pero hija de italianos radicados en Roldán, un pueblo de la Provincia de Santa Fe que tendrá gran importancia en la vida de Berni.
En 1914 ingresó como aprendiz en el taller de vitrales Buxadera y Cía. Allí recibió las enseñanza de su fundador, N. Bruxadera, un artesano catalán. Poco tiempo estará en este taller, ya que entre 1914 y 1915 su padre volvió a Italia.
Antonio se alojó en Roldán, estudió pintura en el Centro Catalá de Rosario con los maestros Eugenio Brunells y Enrique Minné.
En 1920, a los 15 años expuso sus cuadros por primera vez, en el Salón Mari. La muestra constó de 17 óleos (paisajes suburbanos y estudio de flores).
Expuso otra vez en 1921, en 1922 y en 1924. En 1923, también lo hizo, pero en Galería Witcomb de Buenos Aires.
Ya por entonces recibió los halagos de los críticos de arte, en artículos publicados el 4 de noviembre de 1923, tanto de los diarios La Nación y La Prensa.
Sus primeros cuadros respondieron al impresionismo y al paisajismo.
En 1925 consiguió una beca otorgada por el Jockey Club de Rosario para estudiar en Europa.
Llegó en noviembre de ese año a Madrid. Eligió la capital española ya que en Buenos Aires la pintura de los españoles estaba de moda, especialmente la de Sorolla, la de Zuloaga (1870-1945), quien plasmó en sus lienzos las imágenes de una España dramática y al mismo tiempo pintoresca, la de Anglada Camarasa (1874-1959), representante del modernismo, la de Julio Romero deTorre (1880-1930), cuya pintura fue de inspiración esencialmente literaria.
En el Salón de Madrid (febrero de 1926) expuso "Puerta cerrada", es un paisaje madrileño que llamó mucho la atención, como si nadie antes hubiera pintado así la ciudad.
Más tarde pintó otros temas españoles, "Toledo o el religioso" (1928), y "El Torero calvo" (1928).
A fines del invierno de 1928 hizo una exposición individual en la Galería Nancy de Madrid.
También en ese año participó con el Grupo de París (Badi, Basaldúa, Berni, Butler, Spilimbergo), de una muestra que organizó Butler y trajo a Buenos Aires con destino a la Asociación Amigos del Arte.
La exposición recibió el beneplácito del público e inclusive se vendió una obra de cada expositor. Además fue invitado el entonces presidente de la República, Marcelo T. de Alvear. Berni concurrió personalmente a la Casa de Gobierno de Argentina para cursar dicha invitación. Tiempo después comentaba que, en aquella ocasión, de pronto decidió dejar la audiencia y salió como "un ladrón de escalera", a lo que agregó " si me vieran mis compatriotas de París!". Esta alusión era porque el grupo ya tenía tendencias políticas izquierdistas.
En 1929 Berni presentó una muestra individual en Amigos del Arte y luego en el Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario. Además intervino en el XVIII Salón Nacional (Buenos Aires), allí exhibió su obra "Toledo o el religioso".
En 1928 conoció a Louis Aragón, poeta, novelista y ensayista francés, uno de los líderes del movimiento dadaista y del surrealismo.
Aragón lo acercó al surrealismo y también a André Bretón (1896-1966), poeta y crítico de arte. Por otra parte Berni en ese año se relacionó con el joven pensador Henri Lefebvre, uno de sus mejores amigos franceses, quien lo iniciará en la lectura de Marx. También conoció a Max Jacob, con quien aprendió la técnica del grabado.
Pero, sin lugar a dudas la retrospectiva de Giorgio de Chirico, en 1927 y el conocimiento de las obras de Magritte, quien por entonces vivía en París, serán los elementos fundamentales que llevarán a Berni a ingresar al surrealismo. Conoció al Grupo surrealista en el café Cyrano de París, por entonces Bretón había ingresado al partido comunista.
Para Berni el surrealismo "es una visión nueva del arte y del mundo, la corriente que representa a toda una juventud, su estado de ánimo, su situación interna, después de terminada la Primera Guerra Mundial. Era un movimiento dinámico y realmente representativo".
No sólo conocer al Grupo implicó el ingreso al surrealismo, sino también a la acción política. Berni ayudó a Aragón en su lucha antiimperialista, en un París donde abundaban los chinos, africanos, vietnamitas,... Berni ayudó a distribuir un periódico para las minorías asiáticas y colaboró con ilustraciones para otros diarios y revistas.
Estudió las obras surrealistas, leyó a los poetas y escritores de este movimiento y también a Freud.
En 1930 conoció al ensayista y poeta francés Tristán Tzara (1896-1963), quien tendrá mucho que ver para que Berni considerara que todo el Grupo surrealista estaba formado por monstruos sagrados.
Berni iniciará su pintura surrealista, pero no pertenecerá, ni al automatismo de Miró, ni al onirismo de Dalí. En realidad tomó la pintura de Chirico y le dio un contenido propio.
"La Torre Eiffel en la Pampa" (1930) es un ejemplo de ello. Nunca se supo si esta obra la hizo en Rosario o en París.
Por entonces, la noticia de una revolución en Buenos Aires lo dejó consternado. Ya casado y con una hija decidió volver a la Argentina. No podía quedarse en un París tan distante, con escasas noticias de su país, que vivía una situación de tal magnitud.
Tomó parte activa de la vida cultural de la ciudad, organizó la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos y se adhirió por un tiempo al partido comunista.
En 1932, en Amigos del Arte expuso sus obras surrealistas de París, y algunos óleos como "Toledo o el religioso". Esa muestra fue la primera exposición de ese movimiento en América Latina y también la primera en exponer collage. Se tituló Primera exposición de Arte de Vanguardia. El público no estaba acostumbrado y la muestra resultó difícil. La crítica en pleno la rechazó.
Tanto Europa como América, por entonces sufrían la crisis del 29 de E.E.U.U. y Argentina con la revolución del 30 había comenzado la llamada "década infame".
Rosario es un lugar especialísimo en esos años: ahí se asentó la mafia, la de Chicho Grande y la de Chicho Chico y la prostitución que tuvo su imperio en el barrio de Pichincha (hoy Gral. Richieri). Berni, en 1932 se internó en ese universo para colaborar como fotógrafo en una nota periodística encargada a Rodolfo Puiggrós, futuro dirigente comunista. Era una zona de garitos y varités, que desaparecerán en 1937.
Y fuera de esta miseria humana que observó Berni estaba la otra, la del hombre que vivía en las zonas rurales entre los chacareros. Este mundo era totalmente distinto al de París de los años 20 y de los artistas surrealista.
No pudo dejar de sentir una gran conmoción interior. De alguna manera dejó en parte el surrealismo ya que sufría la desazón, la desesperanza de la gente. Decidió asumir un compromiso con su país.
"El artista está obligado a vivir con los ojos abiertos y en ese momento (década del 30) la dictadura, la desocupación, la miseria, las huelgas, las luchas obreras, el hambre, las ollas populares crean una tremenda realidad que rompían los ojos", diría por el año 1976.

Así comenzó la etapa del "realismo social".


Berni era un hombre con gran sentido del humor y sentía una gran necesidad del mundo de los justos. Luchó por ello siempre, pero lo hizo con gran ternura y con un trasfondo casi épico. Se identificó y se integró a ese mundo del que nunca se desligó.
De París trajo una gran carga política, influida sin duda por su intensa vinculación con los artistas surrealistas. Ese mundo de decadencia pintado casi de fantasía ahora le era real; lo tenía ahí en su pueblo, en su país. Bretón decía "lo imaginario es lo que tiende a convertirse en real". Y Berni lo tenía ahí en los hechos cotidianos, a cada momento le pasaba a su alrededor.
Berni comenzó en 1934 a mostrar la problemática social de la década del 30. De ese año son "Desocupados" y "Manifestación".
No sólo la Argentina está en crisis, el mundo vibra. La desocupación, la pobreza, el comienzo de los regímenes totalitarios; nazismo y fascismo, la Guerra Civil en España, espantan a Berni.
En "Medianoche en el mundo" una madre llora a su hijo, como en las tantas Piedad de Miguel Angel. La sorpresa, el desencanto, el desconsuelo, la angustia, se ve reflejado en esos rostros, en esa noche de tormentosos presagios, iluminada sólo por la luz del farol.

El arte de Berni es abarcante.


El retrato es una de las formas más importantes del realismo humanista de todos los tiempos. En Berni predomina el retrato humano, tanto en la década del 30 como en la del 40.
"Figura" fue Primer Premio del XXX Salón Nacional (Buenos Aires, 1940) y "Lily", el Gran Premio Adquisición XXXIII Salón Nacional (Buenos Aires, 1943). Esto significó obtener el máximo galardón de entonces.
También pintó "La mujer del sweater rojo" (1935), "La muchacha del libro" (1936), "Nancy" (1941), "La chica del balón" (1934), "La niña de la guitarra" (1938), "Figura de chico" (1941).
Además hizo sus autorretratos, uno en 1938, otro en el 34 y el último en 1945. En "Paula y Lily" (1941) pinta a su esposa de entonces y a su hija.
En "Retrato" (1946), muestra dos chicos de clase media acomodada, antítesis de sus personajes posteriores, Juanito y Ramona.
Ese arte abarcante lo hizo recorrer todos los distintos aspectos de la vida del hombre argentino. Así el fútbol y el tango formaron parte de sus temas.
En 1937 presentó "Club Atlético Nueva Chicago" y en 1954 "Team de fútbol o Campeones de barrio".
Respecto al tango, pintará "Orquesta típica" en 1939, para recrearla en 1974 y 1975.
Otros aspectos tienen que ver con la vida cotidiana, como por ejemplo en "Primeros pasos" (1937). Berni inicia sus representaciones en Argentina de lo que será típico de la década del 50: "La siesta" y "La fogata de San Juan".
Berni, en la década del 30 tuvo su experiencia muralista al intervenir en la construcción de "Ejercicio Plástico". Ya él había fundado el grupo "Nuevo Realismo".
Hay un lapso de tiempo entre 1939 y 1944 en el que Berni aparecerá con otra orientación. Entre diciembre de 1941 y mayo de 1942 recorrió Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia, a fin de realizar estudios precolombinos por pedido de la Comisión Nacional de Cultura. Su obra "Mercado indígena" (1942), la basó en fotos que tomó durante este viaje.
El mundo de la década del 40 será tan conflictivo como el del 30. Una gran guerra sellará sus días. En América, en Costa Rica se produjo una guerra civil: en Panamá se instaló una dictadura, en Venezuela se derrocó al presidente Rómulo Gallegos y surgió la dictadura de Laureano Gómez, en Bogotá hubo una insurrección popular por el asesinato del dirigente liberal izquierdista Jorge Gaitán. Argentina no queda al margen de este tipo de acontecimientos. Se produjo en 1943 el golpe militar, con la destitución del presidente Castillo.
Berni de exquisita sensibilidad, observará y reflejará en su pintura esa realidad. Pero no se alineará con la Vanguardia argentina de entonces. En 1944 apareció la revista Arturo, que desatará un gran cambio, ya que introdujo definitivamente el arte geométrico adelantado por Pettoruti. Por entonces, surgieron tres tendencias, "Arte concreto" (Asociación de Arte concreto-invención) en 1946; "Arte Madí" en 1946 y "Arte perceptista" en 1947.
Estos grupos de vanguardia, en general izquierdistas, pero con una visión distinta a la de Berni lo atacaron en varias ocasiones, a pesar de que Berni era amigo Arden Quin, uno de los directores de la revista Arturo y uno de los fundadores del arte Madí. Inclusive Berni escribió un artículo en el "Universitario", periódico que editaba Quin.
Pero Berni también manifestó su dasagrado por la situación del 45. Con un grupo de artistas decidió exponer sus pinturas en el subsuelo del edificio de la Sociedad Rural, en Florida al 400. En el Catálogo explicaban que las obras estaban destinadas al XXXV Salón Nacional, pero que había decidido hacer una muestra al margen del Salón, en adhesión a los anhelos democráticos del los intelectuales del país.
Berni mientras tanto pintará "Masacre", 1948 y "El obrero muerto", 1949. En 1951 hizo otra "Manifestación". Mujeres y niños llevan un lienzo blanco en el que está dibujada la paloma de la paz, con un ramo de olivo en el pico. Ese año es el del primer ensayo de la bomba de hidrógeno, por parte de E.E.U.U., en el Pacífico. Por otra parte Argentina, asumió la obtención de reacciones termonucleares en la isla Huemul.
Todo esto influye en el ánimo de Berni. Por otra parte todavía estaban en él los ecos de la 2º Guerra Mundial.
En el período 1955-1956, hará la serie "Chaco". Estas pinturas las expondrá en París, Berlín, Varsovia y Bucarest. Aragón inclusive lo presentó en Moscú en la Galería Creuze, en 1955.
Por entonces Berni pintó algunos paisajes del suburbano: "Villa Piolín", "La casa del sastre" (1957); "La iglesia", "El tanque blanco", "La calle", "La res" "Carnicería" (1958), "La luna y su eco" (1960) y "Mañana helada en el páramo desierto". También de esa época son "Negro y blanco" (1958); "Utensilios de cocina sobre un muro celeste" (1958) y "El caballito" (1956).
Mientras el mundo sufría la guerra de Corea (1953), la invasión a Hungría por parte de la U.R.S.S. (1954) y en Argentina caía Perón, el mundo interior de Berni se componía de nuevas imágenes.
En 1976 Berni se va a Nueva York. Allí pintó, hizo grabados, collage, y presentó en la Galería Bonino una muestra titulada "La magia de la vida cotidiana". Durante su estadía en esa ciudad, hizo 58 obras que quedaron en la Galería para una muestra en Texas que nunca se realizó. En 1982, después de su muerte, llegaron a Buenos Aires.
En esa época también pintó tres óleos referidos a Juanito y a Ramona, "Juanito en la calle", "Juanito Laguna going to the factory", "El sueño de Ramona".
Pero, preocupado por el mundo que lo rodeaba, en Nueva York quiso conocer a su gente, saber de sus costumbres, de sus posibles necesidades. Así fue como salió a la calle, observó y pintó. Entonces conoció una sociedad opulenta, consumista, donde la publicidad es la mejor vendedora, donde él siente que hay riqueza material y pobreza espiritual, muy distante de la de Juanito, o de la de Santiago del Estero. Entonces decidió hacer un arte social con ironía.
De esta época es "Aeropuerto", "Los hippies", "Calles de Nueva York", "Almuerzo", "Chelsea Hotel" y "Promesa de castidad".
Entre abril y mayo de 1981 Berni tocó el tema del Apocalipsis al exhibir los murales realizados para la capilla del Instituto de San Luis Gonzaga en Gral. Las Heras, Provincia de Buenos Aires.
También ese año da testimonio del gran tema de su vida: "el destino del hombre". "Cristo en el garage" es un hombre común, que ocupa el centro del espacio. En el techo hay una claraboya por donde se ve el cielo, a la derecha una ventana abierta permite ver el paisaje de las fábricas y al otro lado se observa la motocicleta. Berni posiblemente quiso alegar a las torturas y las matanzas del mundo.
Por otra parte, en 1981, año de su muerte, Berni pintó una mujer desnuda en la arena, contemplando el cielo de una noche de luna. Es la mujer y la Naturaleza, tal cual los creó Dios. Sólo que un avión, objeto del hombre, pasa por el lugar para invadir el momento de paz y de armonía.

Estos fueron sus últimos óleos, ya que el 13 de octubre de 1981, Antonio Berni dejaba este mundo.

Unos días antes de su muerte, Berni en una entrevista decía:

"El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura es una forma de amor, de transmitir los años en arte".